Champagne Indiscutiblemente elegante
Ubicada a 150 kilómetros al noreste de Francia, la región de Champagne, famosa a nivel mundial por sus vinos espumosos, en la antigüedad era conocida por los romanos como vinum titillum. Durante el siglo XVII se popularizó el consumo de vinos de esta región en las cortes inglesa y francesa. Y hacia 1660 se comienza a embotellar el vino poco antes de terminar la primera fermentación.
Hay registros que muestran que la primera firma de champagna la fundó Nicolas Ruinart en 1729 en Épernay: Maison Ruinart.
Guenta la historia que a finales del año 1600, Dom Pierre Perignon, un monje benedictino de la abadía de Hautvillers, que administraba las cavas y la producción de vinos, observó que el vino embotellado poco después de su fermentación tendía a burbujear, al pensar que se trataba de un error, intentó frenar las burbujas en ese proceso, pero no lo logró.
Entonces decidió poner el vino en botellas más resistentes y taparlas con un corcho para que la segunda fermentación se realizara dentro de la botella. Fue así como nació una de las bebidas más refinadas y apreciadas en el mundo: el champagne.
El vino espumoso, con denominación de origen en la región de Champagne, es un vino elaborado conforme al método champenoise, con dos fases de fermentación, la cual se traduce en burbujas doradas. Este vino se elabora con tres tipos de uvas: chardonnay, (uva blanca); pinot poire y pinot peuniere, (uvas tintas de pulpa blanca).
El champagne es la bebida para brindar por excelencia, y su consumo se asocia a celebraciones ya que puede adaptarse a cualquier situación. Es habitual descorchar una botella durante la entrega de trofeos en las carreras de autos; también es tradicional estrellar una botella contra el caso de un barco en su botadura; es simbólico brindar con champagne al cerrar un negocio; y qué decir de abrir una botella en los momentos románticos.