Bob y Mike Bryan, una segunda oportunidad después del éxito
La idea de participar en el Miami Open de este año parecía una locura para Bob y Mike Bryan a principios de año. Y es que, haciendo un recuento sobre cómo terminó la temporada anterior para la pareja más exitosa del tenis, el futuro de la misma era incierto, por no decir improbable.
Tras haber ganado los títulos de Miami y Montecarlo, además de haber disputado finales en Acapulco e Indian Wells, los Bryan se presentaron en Madrid. Como habituales favoritos, los gemelos buscarían en la capital española su título número 39 en la categoría Masters 1000, sin embargo, Bob y Mike hicieron algo que nunca habían hecho antes en su carrera como equipo desde su debut profesional en 1998. En esos 20 años, compitiendo en torneos Challenger, ATP 250, ATP 500, ATP Masters 1000, Grand Slam y Juegos Olímpicos, la pareja estadounidense nunca se había retirado durante un partido.
Bob, que había estado jugando con dolor en la cadera, finalmente no pudo soportarlo más, ya que una caída intensificó el dolor. No se trataba de un golpe, un músculo lastimado o un nervio afectado. Esto fue algo más serio.
La final de Madrid ante Nikola Mektic y Alexander Peya fue el último partido que jugaría Bob por el resto del año. Posteriormente, “el menor” de los Bryan se sometería a una cirugía de reemplazo de cadera en agosto justo antes del US Open, una operación que ningún jugador en la historia del tenis profesional había tenido.
En su ausencia, Mike se asoció con varios jugadores, pero fue con su compatriota Jack Sock con quien encontró al sustituto ideal de Bob, ya que junto al de Nebraska ganó los títulos de Wimbledon, US Open y las Nitto ATP Finals. Sin embargo, a pesar del éxito obtenido, el objetivo era claro: volver a jugar junto a su hermano.
“Me hubiera encantado que él hubiera levantado el trofeo conmigo”, dijo Mike después de ganar Wimbledon. “[Pero], fue muy comprensivo desde casa; y le dediqué la victoria. Él estaba compartiendo todo el proceso. Estoy deseando que vuelva”.
Por sus logros, títulos y récords, el dúo estadounidense es considerado como la asociación más exitosa en el deporte blanco. Y habiendo estado lado a lado desde su nacimiento, el deseo de Bob era el mismo que el de su hermano Mike: recuperarse y volver lo más pronto a la cancha de tenis.
El proceso no fue fácil para Bob, pasando por meses y meses de rehabilitación. Incluso su juego tardará un tiempo en volver a donde solía estar. Pero cuando Bob intente alcanzar ese nivel nuevamente, admite que se sometió al procedimiento sabiendo “que nunca podría jugar otro punto de tenis”.
“Quién sabe si esta articulación será la solución”, dijo Bob Bryan a principios de este año. “Pero me siento genial, la calidad de vida es excelente, las prácticas van bien. Quizás todavía no estoy al 100 por ciento, pero apenas tengo cinco meses. Los médicos dijeron que esto es más de siete u ocho meses hasta que te sientas perfecto”.
Juntos otra vez, Bob y Mike Bryan jugaron su primer torneo en Brisbane en enero, llegaron a los cuartos de final del Australian Open un par de semanas después y ganaron su primer título de la temporada en Delray Beach en febrero. Los sorprendentes resultados inspiraron a los gemelos a creer que podrían regresar a los niveles más altos del juego.
Semanas después, en la edición 2019 del Miami Open, los gemelos estadounidenses demostraron que el punto final de su carrera estaba aún lejos de escribirse.
Derrotando por 7-5 y 7-6(8) a un mucho menos experimentado equipo conformado por Wesley Koolhof y Stefanos Tsitsipas, quien por cierto tiene, literalmente, la mitad de edad que los gemelos, Bob y Mike Bryan lograron conquistar por sexta ocasión la corona en Miami y con ello sumaron un total de 118 títulos.
Un médico me estaba abriendo hace ocho meses y no estaba seguro de poder volver a la cancha”, dijo Bob. “Ganar este título es un sueño y ciertamente no era posible hace ocho meses. Esto es enorme para nosotros”.
Con 41 años cumplidos el pasado 29 de abril, los Bryan Brothers han renacido para seguir imponiendo su ley en la cancha, golpear sus pechos en los festejos y quedar ante las puertas de una segunda oportunidad de grandeza.
Fuente: The Greatest Match