PAREJA Y COMIDA
Por Nancy Silva
Se ha observado que durante la época del enamoramiento, cuando se plantea la posibilidad de formar una pareja, se presentan muchos cambios en los hábitos alimentarios. Por lo general, las primeras citas de enamorados se llevan a cabo alrededor de la comida mediante invitaciones a cenar o tomar refrigerios. Por otro lado, todo el proceso individual implícito en el enamoramiento conlleva por sí mismo cambios importantes en el apetito, para algunas personas estos cambios representan comer más de lo habitual, o bien en otras, desaparece la sensación de hambre y pueden permanecer con poco alimento.
Pero, ¿qué sucede después con la comida cuando la pareja ya se ha establecido y ya no es tan intensa la sensación del enamoramiento?…. También se presentan cambios importantes porque se adquieren hábitos y costumbres del otro y, a la vez, los dos miembros de la pareja establecen nuevas pautas alimentarias que van a depender de la compaginación entre sus horarios, estilo de vida, rutina y comodidad. De esta forma, se comienzan a adquirir nuevas costumbres alimentarias poco saludables como por ejemplo consumir frecuentemente comida rápida o en lugares donde se proporcionan menús baratos y prácticos pero con mucho contenido calórico.
La dinámica de la pareja es cambiante y constantemente evoluciona por lo que es muy difícil que no se presenten malos entendidos, dificultades y crisis que también van a influir en la alimentación. En la mayoría de las personas los desencantos amorosos y/o las crisis de pareja las llevan presentar conductas alimentarias inadecuadas como el comer de forma compulsiva, comer en exceso alimentos con alto contenido calórico y muy poco nutritivos, o realizar la práctica continua de dietas restrictivas alternadas de períodos de descontrol y exceso alimentarios.
Por otro lado, en algunas parejas la comida por sí misma es un punto de conflicto: ya sea que alguno de los dos quiera cambiar su comportamiento alimentario y el otro no esté de acuerdo o, al revés, se le exige a la pareja que cambie su alimentación para que baje de peso y éste se rehúsa a hacerlo generando muchos conflictos en la convivencia. Y es muy importante tomar en cuenta que la comida no puede ser un elemento que propicie una lucha de poder, sino por el contrario, debe ser un tema tomado en cuenta para mejorar la calidad de vida. Así, cuando nos unimos con alguien para establecer una relación amorosa pensando en un futuro y una familia es muy importante tocar el tema de la alimentación y ponerse de acuerdo en consolidar hábitos adecuados y sanos.
En otras parejas, la comida es un problema porque ambos eluden sus problemas obsesionándose con lo que comen deberían de comer y con lo que pesan en la báscula, en lugar de sentarse a hablar sobre sus crisis y los cambios que están viviendo como pareja y como individuos. En estos casos, la convivencia presenta un alto grado de desencanto y la temática alrededor de la comida es usada como distractor, consuelo o evasión. Así entonces, la crisis de pareja provoca un comer inadecuado que, a su vez, general una crisis personal. Es como un círculo vicioso en el que todo gira alrededor del alimento que se ingiere, cuando lo importante es que ambos integrantes de la pareja se sientan hablar sobre lo que les sucede o busquen ayuda profesional para crecer a partir de sus crisis.
Independientemente de la dinámica en la vida de la pareja, la alimentación no puede ser un conflicto. Tampoco se puede permitir que la rutina o el desencanto provoquen hábitos alimentarios inadecuados que generen un problema de salud. Lo más importante es entender que a través de la comunicación, el apoyo y la intimidad cualquier circunstancia problemática se puede superar sin la necesidad de agredirnos a nosotros mismos o a nuestra pareja a través de malas actitudes y conductas hacia la comida.
Nancy Silva
Maestría y Doctorado en Conducta Alimentaria Doctora en Psicoanálisis
Especialista en comportamiento alimentario Terapeuta del comer emocional en ACTIVA SALUD