Redes sociales y desastres naturales
Por Jazmín López.
Pocos momentos han mostrado con tanta claridad la capacidad de acción que tienen las redes sociales como aquellos en los que la población se ha enfrentado a desastres naturales. Que el terremoto en Haití del año 2010 el que nos mostró por primera ocasión la fuerza detrás del músculo del ciberespacio para responder a la catástrofe. Después del sismo en dicha isla, tuvieron lugar el terremoto en chile y
el tsunami en Japón.
Estas primeras experiencias sirvieron como base para adoptar prácticas y herramientas que nos permitan hacer uso de los medios sociales tras los desastres naturales.
Desde entonces, las redes sociales se han convertido en un importante espacio de interacción, información, búsqueda, solidaridad y movilización en los momentos en que la población se enfrenta a los estragos de la naturaleza.
Las redes sociales se convierten en muchas ocasiones en el primer medio de información al que acudimos tras un siniestro. La inmediatez que las caracteriza, particularmente a Twitter, nos permite conocer de primera mano lo que está sucediendo. Las palabras “tiempo real” adquieren un enorme significado.
En estos acontecimientos, las redes sociales quedan de pie cuando otros sistemas (como es el caso del telefónico) colapsan. Es entonces cuando las redes sociales llegan a ubicarse como una de las primeras alternativas. Así lo describió el autor de la web “Timeout Tokyo” minutos después del tsunami en Japón: “lo único que parece funcionar es Twitter”.
Desde segundos después de una trageia de esta naturaleza, ya suelen circular en las redes sociales notas, mensajes, imágenes, videos y otro tipo de material que nos da una idea de las magnitudes y estragos de lo acontecido. En la mayoría de las ocasiones este material no pertenece a medios de comunicación o cuentas oficiales, sino a ciudadanos propios medios de comunicación para documentar lo que está sucediendo.
Las redes sociales también se han convertido en una herramienta útil cuando se trata de informar a los seres queridos sobre la situación tras un siniestro. La localización de personas y el seguimiento a desaparecidos ha sido uno de los aspectos en los que las redes sociales han incidido.
Por otra parte, las redes sociales cumplen un efecto de aliviar el miedo y la ansiedad tras un episodio crítico de esta naturaleza. Según un estudio publicado por la Universidad de Occiente de Sydney, elaborado a partir de un episodio de inundaciones en Queensland, después de una catástrofe las redes sociales pueden hacer posible una especie de catarsis para aliviar este tipo de sensaciones. Y es que, de acuerdo a datos de la Cruz Roja Internacional, 1 de cada 5 víctimas en una emergencia han posteado algo en una red social.
Redes como Facebook y Twitter recogen miles de mensajes de condolencia y solidaridad que viajan en el ciberespacio ante desastres naturales. Las solicitudes de oraciones y los mensajes de ánimo seguramente poseen un gran impacto en los momentos de recuperación ante las crisis.
Las redes sociales han sido también en una importante herramienta para dar a conocer información oficial, la situación de los medios de transporte, ubicar refugios cercanos disponibles, difundir centros de acopio de ayuda a damnificados y hasta pedir auxilio y ofrecer ayuda.
En ese sentido, mucho ha ayudado la labor de atristas y personalidades reconocidas que han hecho en ocasiones uso de su fama y seguidores en redes sociales para solicitar la participación en diversos mecanismos de ayuda.
Resume la angustia vivida en tres palabras: “¡necesitamos al mundo!”.
En nuestro país los acontecimientos recientes tras los huracanes nos han permitido experimentar algunos de estos momentos a través de las redes sociales. Quizás lo más importante sea hacer conciencia sobre lo que aún se puede hacer a partir de las mismas. Quizás es momento de parafreasear el tweet de la estrella haitiana tras el desastre:
¡Necesitamos a México!.